Entró una corriente de aire y le atacó el cuello.
Se mantuvo firme, miró hacia el frente.
No estaba mal. Luces de neón invertidas. Le brillaron los ojos.
Era martes cerca del medio día.
Se había ido a cortar el pelo con dos mil pesos que encontró tirados debajo del velador. Posiblemente los había perdido la puta de la noche anterior.
En honor a este mundo de mierda lleno de casualidades, se dijo,
en honor a los imbéciles que se cortan el pelo en sus depresiones.
Y en todo caso, de qué se quejan, tienen brazos y piernas y a nadie le falta Dios,
lo que es igual a decir que a nadie le falta un culo
o un par de tetas para salvarse,
cada cierto tiempo, la técnica es simplemente no ser demasiado quisquilloso
Así es que bajó los 5 pisos de su departamento y entró en la peluquería.
Pidió un corte común. Rebájame un poco lo que ya tengo, si, si, dijo, la misma forma pero con menos volumen.
Pero ella lo acuchilló
Y esa fue toda la historia
jaja
ResponderEliminarcreo que me pasó algo así hoy mismo
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